Publicado 06/04/2020
La última vez que escribí sobre el coronavirus fue a finales de enero. En ese momento, el devastador brote de Covid-19 había llevado a las autoridades chinas a pasar a la acción prohibiendo el comercio de animales salvajes. El virus fue rastreado hasta un mercado de mariscos en Wuhan que vendía ilegalmente fauna silvestre.
Mirando hacia atrás, era difícil imaginar que en estos momentos, los países se encontrarían en situaciones de emergencia y cuarentena, en todo el mundo, con más muertes y más casos reportados cada día. El mundo literalmente ha dado un vuelco. La vida se ha convertido en algo similar a vivir en una película de desastres. Todos esperamos un final rápido y feliz.
En Compassion in World Farming, nos ha animado mucho vuestro continuo y maravilloso apoyo. Podéis tener la seguridad de que, a pesar de las actuales circunstancias desafiantes, nuestra lucha contra la ganadería industrial continúa. Ahora es tan urgente como siempre y seguimos unidos en nuestra misión de crear un sistema alimentario más justo, poniendo fin a la ganadería industrial para siempre. En todo el mundo, cada animal en una granja que sufre confinado en una jaula, un corral o una nave superpoblada, aún necesita nuestra ayuda. Los animales en las granjas todavía necesitan una voz. Aquí en Compassion, seguimos siendo esa voz. Más fuerte que nunca.
Tras los tiempos más oscuros llega la luz. Estoy seguro de que, como a mí, os habrán alentado mucho las innumerables historias inspiradoras de amabilidad, compasión e incluso humor. Este terrible coronavirus ha unido a la raza humana en todo el mundo contra un enemigo común, independientemente de nuestra cultura, religión, ocupación, finanzas o cuán famosos podamos ser. Parece que lo mejor de la humanidad está brillando. Existe la sensación de que "estamos todos juntos en esto".
Quizás, sobre todo, nos está recordando la importancia de la vida misma, poniendo el foco en el valor que le damos a nuestra salud y al bienestar de las personas más cercanas. Cuando todo está dicho y hecho, tal vez esta crisis nos está ayudando, o nos está obligando, a recalibrar y repensar nuestras vidas. Reevaluar lo que es más importante.
Por mi parte, encuentro consuelo en los animales y la naturaleza; al pasear a mi perro rescatado Duke y ver la primavera llegar al jardín y a mi alrededor.
Abrazar las maravillas naturales de nuestro hermoso planeta me proporciona un espacio tranquilo y una energía estimulante para ayudar a enfrentar lo que está por venir. La vida misma es tan preciosa, y sin embargo, sabemos que el colapso climático y el colapso de la naturaleza, impulsado en gran parte por la ganadería industrial, son los desafíos más importantes que este planeta enfrentará en este siglo. Esta pandemia muestra a la humanidad cuán vulnerables somos cuando intentamos controlar, encerrar y confinar la naturaleza para nuestros propios fines.
Sabemos que los científicos dentro y fuera de China han advertido sobre los peligros de que las personas coman animales provenientes del comercio ilegal de fauna silvestre. Después del SARS, el síndrome respiratorio agudo severo en 2002-2003, causado por un coronavirus similar al involucrado en este brote, los científicos chinos escribieron documentos sobre los riesgos de permitir que las personas comercien y coman carne de animales salvajes.
Sin embargo, las amenazas de enfermedades para las personas provienen no solo del maltrato de la vida silvestre; La forma en la que mantenemos a los animales en las granjas industriales también plantea una gran amenaza.
No puedo evitar ver el paralelismo con otros virus, como la gripe porcina y las cepas altamente patógenas de la gripe aviar, que se derivan del trato que damos a los animales en las granjas.
Ambas enfermedades han sido devastadoras; ambas probablemente emanan en gran parte de mantener criaturas sintientes, que viven y respiran, en las condiciones más antinaturales de hacinamiento en granjas industriales. Condiciones que proporcionan el caldo de cultivo perfecto para cepas de enfermedades nuevas y más mortales.
Lo que la gripe porcina nos enseñó hace más de una década fue que tratar a los animales como meros productos, ya sean domesticados o salvajes, significa jugar a la ruleta rusa con la salud de las personas.
Para mí, parece claro que un componente clave para reducir el riesgo de enfermedades devastadoras en el futuro es volver a conectarnos con nuestra humanidad respecto a los animales y el medio ambiente. Para garantizar que la sensibilidad de los animales (su capacidad para sentir dolor, sufrir y experimentar una sensación de alegría si los dejamos), ya sean salvajes o de granja, se encuentre en el centro de las futuras estrategias de control de enfermedades.
Pero, cuando se derrote al Covid-19, ¿aprenderemos las lecciones?. ¿Seguiremos como siempre o adoptaremos una nueva forma de trabajar?. ¿Será un nuevo comienzo, donde salvaguardemos la salud y el bienestar de las personas, al reconocer la importancia del bienestar animal, de los hábitats naturales y del medio ambiente?.
Aprovechemos este momento para comprometernos con un nuevo comienzo en el que nos volvamos a conectar con nuestros valores más básicos; el amor que tenemos los unos por los otros, y por otros seres que comparten este planeta y por la vida misma. Creo firmemente que juntos venceremos esta crisis pandémica y saldremos más fuertes, con un nuevo propósito de abrazar lo que es realmente importante. El siguiente paso será revalorizar la naturaleza como la fuerza que sostiene la vida y acabar con la ganadería industrial. Por el bien de todos.
por Philip Lymbery
Imagen: aldarinho