El Día Mundial de la Tierra de este año se centrará en la forma en la que podemos restaurar nuestra Tierra.
Entre el 20 y el 22 de abril, personas de 190 países organizarán eventos y promoverán formas de ayudar a sanar el daño que hemos causado a nuestro planeta.
He visto, de primera mano, el daño que ha causado la destrucción de nuestros sistemas alimentarios. En Sumatra, he visto cómo se arrasan los bosques para dar paso a plantaciones de palma para la industria de alimentos procesados y para alimentar al ganado de las granjas industriales, sobre todo aquí, en Europa. Sí, productos de palma para la alimentación de animales de granja.
A medida que los bosques desaparecen, también lo hacen los hogares de los orangutanes y del elefante de Sumatra, que se encuentra en peligro de extinción. En Sudáfrica, América del Sur y el Mar del Norte, he visto cómo se extraen enormes cantidades de peces diminutos de los océanos del mundo para molerlos y convertirlos en harina de pescado a fin de alimentar a los pollos, a los cerdos y a los peces de granjas y piscifactorías, lo que hace que los animales que forman la vida marina, como los pingüinos y los frailecillos, se mueran de hambre.
Lo que descubrí es que la agricultura industrial, o la ganadería industrial, es uno de los principales causantes del declive del mundo natural.
Un informe de Chatham House, titulado «Food System Impacts on Biodiversity Loss» (Impactos del sistema alimentario en la pérdida de biodiversidad) y presentado en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y Compassion in World Farming en febrero de 2021, también llegó a la misma conclusión. Así, establece los tres pasos principales que hemos de dar para ayudar a combatir la pérdida de biodiversidad y el cambio climático:
- Nuestros hábitos alimentarios globales deben cambiar para incluir más alimentos de origen vegetal y generar menos residuos alimenticios.
- Hay que reservar más tierra para la naturaleza en lugar de convertirla en agricultura.
- Debemos cultivar de una manera que sea más respetuosa con la naturaleza y apoye la biodiversidad.
Y todos estos cambios requieren una modificación en nuestros hábitos alimentarios actuales.
Este año representa una oportunidad crucial para introducir cambios importantes en el funcionamiento de nuestros sistemas alimentarios mundiales; cambios que deberían haberse producido hace tiempo y que ayudarán a avanzar en los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) establecidos por la ONU. El próximo mes de septiembre se celebrará la primera Cumbre de la ONU sobre sistemas alimentarios, que tendrá como objetivo de reunir a los líderes mundiales para que actúen en esta cuestión tan fundamental.
Debemos asegurarnos de que nuestros dirigentes entiendan que, sin poner un fin a la ganadería industrial, y sin un cambio hacia un consumo de carne más reducido y de mejor calidad, el mundo no puede lograr los objetivos de desarrollo sostenible ni los objetivos de cambio climático de París.
Insto a todos los que quieran ayudar a restaurar nuestro planeta a que se hagan oír convirtiéndose en héroes de los sistemas alimentarios. Puede participar en los foros públicos que se organizan o en uno de los actos de diálogo mundial, nacional e independiente.
Y, por supuesto, una de las cosas más importantes que podemos hacer todos es cambiar la forma en la que comemos. Si comemos más alimentos de origen vegetal y menos carne y de mejor calidad, como la de corral, la alimentada con pastos o la orgánica, ayudaremos a que nuestro devastado planeta empiece a sanar.
La carne, los lácteos y los huevos producidos con mayor bienestar también causan menos sufrimiento a los animales. Al comprarlos, fomentaremos la inversión en una agricultura con mayor bienestar, de menor escala y con menos riesgos para los animales, las personas y el planeta.
Si actuamos y nos unimos en el ámbito mundial para arreglar nuestros sistemas alimentarios destruidos, marcaremos una diferencia decisiva para proteger y restaurar nuestra preciosa Tierra para las generaciones futuras.