Una salud, un bienestar

Una salud, un bienestar: por qué necesitamos sistemas de alimentación que sean saludables para las personas, el planeta y la prosperidad.

Si hay algo que hemos aprendido en estos difíciles tiempos de la COVID-19 es que el bienestar de las personas, de los animales y del planeta están relacionados entre sí. Que sí existe «una salud, un bienestar». Esto se basa en la constatación de que proteger a las personas también significa proteger a los animales.

Aunque se ha vinculado la COVID-19 con el maltrato de las especies silvestres, la ganadería industrial ha sido y será fuente de pandemias.

Mantener a miles de animales enjaulados, hacinados y confinados resulta intrínsecamente insalubre y es el caldo de cultivo perfecto para las enfermedades. Se dan las condiciones para que surjan, y de hecho surgen, cepas altamente patógenas de las enfermedades. Hace solo una década, la gripe porcina procedente de las granjas industriales provocó una pandemia que mató a medio millón de personas en todo el mundo.

La ganadería industrial no es solo la mayor causa de crueldad contra los animales del planeta. También es uno de los principales motivos de la deforestación y de la disminución de la vida silvestre, y utiliza la sorprendente cantidad de dos tercios de los antibióticos del mundo.

También es la mayor fuente de desperdicio de alimentos del mundo. El 40 % de toda nuestra cosecha de cereales se destina a la alimentación de animales criados industrialmente. Si se utilizara directamente como alimento para la gente, sería suficiente para mantener a cuatro mil millones de personas. Sin embargo, como «pienso» para animales, gran parte de su valor alimenticio se pierde en lo que respecta a calorías y proteínas durante el proceso de convertirlos en carne, leche y huevos.

Al mismo tiempo, el apetito mundial por más carne implica la tala de más bosques en todo el mundo para dedicarlos al cultivo, entrando en contacto con nuevos virus.

Evitemos una crisis

En esta época de emergencia pandémica, climática y de biodiversidad, es urgente acabar con la ganadería industrial y reducir el consumo de productos cárnicos y lácteos de origen animal.

Podemos sustituirlos por proteínas alternativas compatibles con el futuro, como las de origen vegetal, la carne cultivada y los productos de la fermentación moderna, junto con la garantía de que todos los alimentos de origen animal proceden de una ganadería regenerativa y orientada a la salud.

Lo mejor de la agricultura regenerativa respetuosa con la naturaleza es que tiene la facultad de ser transformadora; no solo recupera la salud del suelo y la biodiversidad, sino que también proporciona la mejor salud y el bienestar animal.

El cambio transformacional debería haberse producido hace tiempo: en palabras del secretario general de la ONU, «la transformación de los sistemas alimentarios es crucial» para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Pero, ¿cómo podemos conseguirlo?

La respuesta está en que las empresas, las finanzas, los gobiernos, la ONU y la sociedad civil, colaboren para transformar el sistema alimentario.

Está en que las empresas de alimentación establezcan objetivos cuantificables de reducción de productos ganaderos, diversificando las proteínas con alternativas vegetales, de fermentación y de carne celular.

En que el sector financiero garantice que la financiación agrícola solo apoye la transición hacia una agricultura regenerativa orientada a la salud.

Y, por supuesto, en que los gobiernos utilicen políticas para el cambio: directivas, incentivos y subsidios para orientar la alimentación y la agricultura hacia la salud y la regeneración. En todo el mundo, los gobiernos aportan 700 000 millones de dólares al año en subvenciones agrícolas, más de un millón de dólares por minuto, gran parte de los cuales impulsan actualmente la crisis climática, la destrucción de la vida silvestre y la salud deficiente. Ese dinero podría reorientarse hacia la agricultura regenerativa y la adopción de proteínas alternativas de origen no animal.

La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU de este año ofrece una gran oportunidad para conseguir un acuerdo global de la ONU sobre la alimentación. Que reconozca el papel central de los alimentos en el éxito de los desafíos de la salud, el clima y la biodiversidad. Un acuerdo que establezca el rumbo hacia un sistema de alimentación más saludable, sin ganadería industrial y sin la excesiva dependencia de las dietas basadas en animales.

Que realmente adopte ese principio esencial de que proteger a las personas también significa proteger a los animales.

por Philip Lymbery

Nota: basado en un discurso de Philip para un diálogo de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios del 4 de junio de 2021