El 12 de agosto es el Día Mundial del Elefante. Mientras homenajeamos a estos increíbles animales, reflexionemos sobre la devastadora relación entre la ganadería industrial, el riesgo de nuevos virus y el dramático declive de esta especie tan emblemática.
En las profundidades de las exuberantes selvas de la isla de Sumatra, vagan algunas de las criaturas más majestuosas que jamás he visto. El elefante de Sumatra, una de las tres subrazas de elefantes asiáticos, es más pequeño que su primo africano; no obstante, el tamaño es relativo. Estos magníficos mamíferos, que miden casi tres metros y pesan cinco toneladas, son todo un espectáculo para la vista.
Son muy inteligentes, emotivos y, además, unos sofisticados comunicadores que muestran comportamientos fascinantes y conmovedores, como tristes rituales en los que lloran a sus muertos y celebraciones de bienvenida cuando nacen nuevas crías. Al igual que sus antepasados, estos gentiles gigantes desempeñan un papel vital en el ecosistema.
Testigo
Hace varios años, viajé a Sumatra para verlos en persona. Me gustaría haber estado allí únicamente para maravillarme con su belleza, pero la realidad es que fui para entender mejor su trágica desaparición.
Descubrí que la producción de carne y leche baratas en las granjas industriales es una de las principales razones por las que el elefante de Sumatra está en vías de extinción.
Siendo el elefante más amenazado del mundo con diferencia, el futuro de estas magníficas criaturas se ve afectado, no tanto por la caza furtiva, sino por algo que suena mucho menos siniestro: la producción de palma para la alimentación humana y animal. En una sola generación de elefantes, ha desaparecido más de un tercio del hábitat selvático del elefante de Sumatra, en peligro crítico de extinción, principalmente para dar paso a las plantaciones de palma, lo que ha reducido el número de elefantes a los últimos 2500 ejemplares.
Los elefantes y el pienso
En los últimos años, muchos consumidores se han sorprendido al saber que sus productos favoritos, desde tabletas de chocolate hasta jabones corporales, se elaboran con estas palmeras.
Lo que es menos conocido es que los productos de palma se están utilizando de forma generalizada como pienso para animales en las granjas industriales. La palma es algo más que el aceite. En el interior de la fruta, se encuentra la semilla o nuez comestible. La industria transforma estos frutos en aceite de semilla de palma y harina de palmiste. Esta harina se transporta como fuente de proteínas a los comederos de los animales criados industrialmente en todo el mundo, sobre todo en Europa y el Reino Unido.
Cada año se producen millones de toneladas de esta harina y, como es una alternativa barata a otros piensos, se crea un círculo vicioso. La mayor disponibilidad de piensos para ganado a base de palmiste impulsa la ganadería industrial. A su vez, esto impulsa una mayor demanda de palmiste. En la ecuación se pierden vastas extensiones de tierra. Entre los perdedores están los elefantes de Sumatra, cada vez más escasos.
Deforestación
La tala de bosques naturales para dar paso a las plantaciones de palmeras provoca una devastación incalculable. A medida que las selvas en las que viven los elefantes se reducen, aumentan los conflictos entre los elefantes y las personas y, en consecuencia, se pierde la biodiversidad natural. Una de las cosas que la reciente pandemia mundial de COVID-19 nos ha enseñado es que invadir las tierras salvajes que quedan en el mundo también pone a la humanidad en contacto con nuevos virus.
¿Cómo podemos marcar la diferencia?
Los elefantes de Sumatra son un animal clave. Son vitales para el equilibrio de sus ecosistemas. Al recorrer los bosques, esparcen semillas por el suelo fértil que van pisando. Sus excrementos son un festín para las criaturas de la zona y producen setas a su paso. El inmenso peso de sus pisadas crea pozos de agua frecuentados por pequeños animales. Este equilibrio ayuda a mantener las selvas tropicales vivas y en funcionamiento, lo que a su vez ayuda a mantener vivo nuestro planeta.
Pocos compradores son conscientes de que la leche, la carne de vacuno y el beicon que compran pueden proceder de animales alimentados con palma, y mucho menos de que están contribuyendo a la desaparición de animales emblemáticos de las selvas que quedan en el mundo, como el elefante de Sumatra.
Si deseamos invertir la tendencia antes de que sea demasiado tarde, debemos actuar con urgencia.
En el Día Mundial del Elefante, empecemos por eliminar de nuestras dietas la carne y los productos lácteos de las granjas industriales, optando por comer menos y mejores alimentos de origen animal producidos sin crueldad animal y sin la devastación que producen los piensos de palma, y buscando los que provienen de animales alimentados con pastos o los ecológicos.
También podemos usar nuestras voces. Este año, la Organización de las Naciones Unidas ha convocado una Cumbre de Sistemas Alimentarios para ayudar a transformar los sistemas alimentarios mundiales con el fin de que sean más sostenibles. Cualquiera puede defender a los animales y exigir el fin de la ganadería industrial convirtiéndose en un héroe de los sistemas alimentarios.
Juntos podemos y debemos marcar la diferencia: para nuestro medio ambiente, para nuestra salud y para la vida de los elefantes y otros preciosos animales, tanto cercanos como lejanos.
Ayúdanos, ayuda a los elefantes
Save The Asian Elephants (STAE) lucha a diario para poner fin al vergonzoso papel del Reino Unido en el impulso del enorme comercio de «atracciones» relacionadas con el elefante asiático que implican abuso. STAE ha sido pionera en la propuesta de una nueva ley en el Reino Unido en el proyecto de ley sobre animales en el extranjero para prohibir la publicidad y la venta de entradas a lugares que ofrecen un bienestar deficiente en el extranjero, donde crías y adultos de elefantes asiáticos en grave peligro de extinción, arrebatados ilegalmente de la naturaleza, son víctimas de malos tratos para quebrantar su espíritu y facilitar su uso en el turismo. www.stae.org
Compassion in World Farming hace un llamamiento a las organizaciones más influyentes del mundo, como el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, para que sustituyan la ganadería industrial por un sistema de alimentación que respete a los animales, nutra nuestro planeta y reduzca el riesgo de pandemias.
Utiliza este enlace para firmar nuestra petición y unirte al llamamiento por un futuro sin ganadería industrial.
por Philip Lymbery
Philip viajó a Sumatra para investigar su segundo libro, Dead Zone: Where the Wild Things Were. Dead Zone es el primer libro que muestra la forma en la que la ganadería industrial es una de las principales causas del declive de la vida silvestre en todo el mundo: desde mamíferos emblemáticos hasta vida marina, aves, reptiles e insectos, así como del modo en el que especies que antes eran abundantes ahora se enfrentan a la extinción debido, en gran parte, al afán de la humanidad por conseguir carne barata.
Todos los derechos de autor son destinados a Compassion in World Farming.