«En un mundo de palabras mordaces, miradas frías, corazones de acero y mentes indolentes, muéstrate como un ser más amable», Jen Brady.
La nieta de 3 años de una amiga había aprendido hacía poco a montar en patinete. Le encantaba. Lo montaba y lo limpiaba a diario. Lo guardaba en su dormitorio para que no se lo robaran.
Una mañana, la niña descubrió que una pequeña araña había entrado por su ventana y se había instalado en uno de los manillares, tejiendo una telaraña entre las borlas rosas que lo adornaban.
Para esta niña, fue fácil tomar la decisión de dejar a la araña y no montar en el patinete ese día. No quería molestar a la araña que había fijado su residencia temporal en él. Lo que no esperaba era que pasarían 10 días antes de que la araña decidiera por fin salir al mundo exterior fuera de la ventana de su habitación. Sin embargo, durante todo ese tiempo, la niña mantuvo su determinación de no arrebatarle su hogar a la araña. Incluso le cantaba para que se sintiera querida.
Es una sencilla historia de bondad, pero ¿cuántos de nosotros habríamos renunciado al placer infantil de un paseo en patinete durante 10 días? ¿Sobre todo cuando podríamos haber tirado a la araña por la ventana tan fácilmente? Para mí, es una historia de compasión más allá de las palabras.
No es la primera vez que los niños nos muestran la fuerza y la sabiduría de una existencia más armoniosa y pacífica con las demás criaturas.
Es posible que conozcamos la importancia de la empatía y la comprensión, pero en nuestro mundo moderno tan ajetreado acaba resultando demasiado fácil no pensar en los demás, ya sean seres humanos o las especies más pequeñas de nuestro planeta.
Días de oscuridad
Últimamente, parece haber mucha oscuridad en el mundo. Guerras, matanzas, desdicha que afecta tanto a los animales humanos como a los no humanos. Todo ello puede provocar una sensación de impotencia, y hacernos sentir diminutos y que nuestros problemas son insignificantes.
Sin embargo, hay cosas que sí podemos controlar. Seguir una trayectoria más amable de manera consciente es una de ellas. La bondad tiene el poder de cambiar la vida de aquellos que vamos encontrando por el camino. Por eso resulta vital que actuemos con bondad para evitar la desdicha humana y animal, en lugar de buscar vengarla.
No resulta fácil no culpar, ni sentir amargura o resentimiento hacia los demás. Sin embargo, hay algo particularmente maravilloso en una persona que crece a partir de sus luchas y utiliza lo aprendido de sus experiencias para difundir sabiduría y bondad.
Los que no tienen voz
Lo que realmente conmueve el alma es el acto de bondad hacia las demás criaturas con las que compartimos nuestro planeta. Me inspiran aquellos que dedican su vida a la defensa, el rescate o el apoyo de los animales. Aquellos que reconocen que los animales no tienen voz. Son solidarios, compasivos y amables de manera incondicional.
Soy muy afortunado por compartir mi jornada laboral con gente así en Compassion in World Farming.
El sufrimiento que la ganadería industrial inflige a las criaturas sensibles es enorme. No solo es despiadado, no hay palabras para describir lo cruel que es. Y con demasiada frecuencia se oculta tras puertas cerradas. Me siento honrado de trabajar con tantas personas que hacen campaña incansablemente para acabar con esto. Y eternamente agradecido a todos nuestros seguidores que nos ayudan a difundir la bondad y la compasión en todo el mundo.
Recordemos en este Día Mundial de la Bondad y todos los días, que la bondad es la verdadera clave para un mundo mejor. Provoca una reacción en cadena. Solo hace falta que uno de nosotros la inicie.
Del blog de Philip Lymbery