Todos los días, los peces de piscifactoría y salvajes son tratados y sacrificados de manera cruel. Lejos de la mirada pública, los peces sufren inmensamente, tanto en las piscifactorías como cuando se les captura en libertad.
A la hora de comprar pescado con unos estándares de bienestar animal alto en supermercados y restaurantes, muchas personas recurren a modo de guía a los cinco organismos de certificación más importantes.
Pide a las certificadoras que protejan a los peces
Actualmente, algunos sistemas carecen por completo de protección del bienestar. Deben hacer más por los peces que certifican.
¿Qué significan realmente las certificaciones del pescado?
Compassion ha investigado los estándares de bienestar de estas certificaciones y ha puesto de manifiesto una realidad alarmante: los peces certificados por tales organismos pueden sufrir de muchas maneras. Muchos de ellos viven en pésimas condiciones hacinados en tanques y jaulas, mientras que otros sufren muertes prolongadas y dolorosas.
Entre las prácticas que permiten algunas de estas certificaciones, cabe citar las siguientes:
Privar a los peces de comida durante períodos de hasta 14 días
Hacinar a los peces en tanques o jaulas.
Infligir una muerte lenta y dolorosa sin aturdimiento previo adecuado.
Disparar a las focas salvajes y ocasionar daños a los delfines.
Al igual que otros animales, los peces son seres emocionales y complejos. Pueden sufrir, y también pueden sentir dolor. Sin embargo, miles de millones sufren en silencio. Al no tener voz propia, necesitan que hablemos en su nombre.
Las certificaciones mencionadas tienden a centrarse en la sostenibilidad de las poblaciones de peces y del medio ambiente, lo que sin duda constituye una labor importante. Pero también podrían proteger el bienestar de los peces – actualmente algunas certificaciones tienen poca o ninguna protección del bienestar. En definitiva, debenhacer más por los peces que certifican.
Hemos analizado y comparado los estándares de bienestar de las diferentes certificaciones frente a ocho criterios clave – como privar a los peces de comida, aplicar métodos letales contra los animales salvajes y permitir que los peces sufran muertes lentas y dolorosas – y hemos constatado los puntos en los que se necesitan mejoras de forma urgente. Consulta la tabla que se incluye a continuación para saber más sobre el nivel de protección del bienestar que ofrece cada organismo de certificación.
Averigua más sobre las certificaciones y los criterios de bienestar debajo de la tabla.
¿Qué permite cada certificación?
Los estándares para cada criterio varían según los esquemas. Haz clic en las casillas para averiguar qué permite cada certificación.
El enfoque en las preocupaciones ambientales deja a miles de millones de peces criados y capturados bajo estos esquemas con poca o ninguna protección. Estos inteligentes, seres sintientes pueden experimentar un inmenso sufrimiento a lo largo de sus vidas, que a menudo terminan en una muerte agónica y lenta.
Pedimos a las certificadoras que mejoren el bienestar de los peces y eviten esta crueldad innecesaria.
Al igual que en una granja industrial terrestre, en las piscifactorías se crían enormes cantidades de peces. Para asegurar el máximo beneficio, los piscicultores mantienen muchos miles de peces en tanques y jaulas. Estas piscifactorías son lugares abarrotados y estériles donde los peces tienen poco más que hacer que nadar en círculos interminables.
De manera similar a lo que sucede en el caso de animales terrestres como los pollos y los cerdos, cuando existe un gran número de peces hacinados en una piscifactoría, estos pueden no tener un correcto bienestar. El hacinamiento puede provocar una mala calidad del agua, estrés y agresividad.
La calidad del agua es importante para el bienestar de los peces. Una buena calidad del agua puede garantizar que los peces dispongan de oxígeno suficiente para respirar de forma cómoda y reducir la prevalencia de enfermedades. No hay que olvidar que los peces defecan en el agua, por lo que, cuando muchos peces están en un espacio pequeño, pueden acumularse niveles peligrosos de productos de desecho, como el amoníaco. Así, la mala calidad del agua que resulta de ello puede tener un efecto importante en el bienestar de los peces.
Los peces también necesitan suficiente espacio para nadar y expresar sus comportamientos naturales. Tener la posibilidad de elegir estar en ciertas áreas de la jaula para adaptarse a las oscilaciones de la temperatura y de la luz es fundamental para aumentar el bienestar, pero dicha posibilidad se ve limitada cuando la densidad de población es más alta. Se ha demostrado incluso que los peces pueden sufrir quemaduras solares si se ven forzados a acercarse demasiado a la superficie del agua.
Los peces suelen recibir antibióticos en su alimentación para prevenir la propagación de diversas enfermedades que pueden producirse en condiciones intensivas.
Los peces se hacinan en cantidades tan grandes, que el diagnóstico, la separación y el tratamiento de un pez individual resulta imposible. Sin embargo, al igual que sucede con los animales terrestres, existen problemas cuando los peces reciben alimentos que contienen antibióticos como medida preventiva, o cuando se trata a todos los animales del grupo, aunque solo unos pocos estén enfermos. El uso de antibióticos de esta manera significa que los peces pueden ser más capaces de sobrevivir en condiciones de hacinamiento y suciedad; pero los antibióticos no deben utilizarse como sustituto de la higiene y la cría adecuadas.
Cuando los peces reciben antibióticos en un ambiente abierto como una jaula en el mar, los antibióticos se filtran de la piscifactoría. Algunos estudios que analizan el sedimento que está bajo las jaulas marinas han encontrado genes resistentes a los antibióticos, incluso a varios kilómetros de tales piscifactorías. En general, los microbios se vuelven resistentes a los antibióticos más rápido cuanto más se usan. Esto pone en riesgo la futura eficacia de los antibióticos – incluso para los seres humanos.
Las aves, las focas, los leones marinos, las morsas y las nutrias son depredadores de los peces de piscifactoría que se encuentran en jaulas marinas, tanques terrestres o sistemas de cría en estanques. Además, los peces de factoría son presas de los delfines y otros peces salvajes, como el pez espada y el atún rojo. Estos animales pueden dañar las redes, provocando fugas de peces, y se comen o estresan a los peces de la piscifactoría.
Con frecuencia, los piscicultores pueden tomar medidas dañinas o letales para controlar a estos depredadores.
Algunas piscifactorías usan unas herramientas llamadas dispositivos acústicos de disuasión (ADD, por sus siglas en inglés) para mantener alejados a los mamíferos acuáticos. Estos dispositivos utilizan barridos de frecuencia y tonos aleatorios para desestabilizar a los animales que se acercan. Otros dispositivos utilizan la presión sonora a una frecuencia específica para causar molestias a los animales si se acercan. Sin embargo, estos dispositivos pueden provocar daños a largo plazo en el oído de las focas, delfines y ballenas que nadan en las zonas que rodean las piscifactorías. El oído es un sentido fundamental para estos animales, que dependen de su oído para navegar, encontrar comida y comunicarse bajo el agua, por lo que los resultados pueden ser devastadores.
En algunos países europeos, los sistemas de cría en estanques tienen problemas de depredación por parte de nutrias y castores. Así, ambas especies son sacrificadas con frecuencia a pesar de estar protegidas.
Antes de ciertos procedimientos que requieren el hacinamiento y la manipulación de peces, como el transporte o el sacrificio, los peces son privados de comida durante algún tiempo.
En algunos casos, y con una duración de entre 1 y 3 días, privar a los peces de comida se considera necesario para no repercutir negativamente en el bienestar de los peces; limpiar el sistema digestivo antes del transporte, por ejemplo, significa que se excretan menos desechos en el agua durante el transporte; ya que la mala calidad del agua debido a las sustancias excretadas sería un problema para los peces.
Sin embargo, los peces suelen ser privados de comida durante mucho más tiempo del necesario – a veces hasta dos semanas. Esto puede ser para aumentar los beneficios ahorrando dinero en la alimentación. Los peces sufren hambre y frustración por no ser capaces de buscar comida, lo que puede dar lugar a agresiones.
Las piscifactorías intensivas son ambientes completamente estériles y muy diferentes de los hábitats naturales que los peces encontrarían en la naturaleza. Como en el caso de otros animales de cría, un bienestar adecuado significa dar a los peces un entorno similar a las condiciones de la naturaleza y lo suficientemente complejo para satisfacer sus necesidades conductuales y mentales.
Los peces también pueden sufrir de aburrimiento y frustración. Las piscifactorías limitan la expresión de los comportamientos naturales, lo que tiene repercusiones negativas en la salud física y mental de los peces, de manera que muchos experimentan un aburrimiento inevitable y perjudicial.
La estimulación ambiental implica aumentar deliberadamente la complejidad ambiental para mejorar el bienestar. Existe un número cada vez mayor de estudios que muestran los diversos beneficios que el enriquecimiento tiene para el bienestar de los peces. Hay pruebas de la disminución de las interacciones agresivas, la reducción de las enfermedades y las lesiones, la mejora de la capacidad cognitiva y de exploración, la reducción del impacto de los factores de estrés, la mejora de la capacidad de búsqueda de alimento y la disminución de las deformidades y la mortalidad de las larvas.
Los estímulos que permiten a los peces cierto nivel de control sobre su entorno pueden incluir refugios (por ejemplo, tuberías o conchas), el cambio del color de la pecera, alimentadores de peces activados automáticamente o la adición de una cubierta en la parte superior para crear una sombra. Incluso hay algunos ejemplos de música que tiene un efecto positivo en el crecimiento de los peces.
Nos enfrentamos a una crisis global por la sobrepesca.
La acuicultura es responsable de mucha de la pesca industrial de nuestros sobreexplotados océanos. Muchas de las especies de piscifactoría, como la trucha y el salmón, se alimentan de otros peces en estado salvaje. Por lo tanto, para criar a estos animales, se les alimenta con piensos en los que uno de los ingredientes son peces capturados en libertad. Aproximadamente una cuarta parte de todos los peces capturados en libertad se utilizan para fabricar pienso para peces. Esto implica entre 450.000 millones y 1 billón de peces. En otras palabras, son necesarios 350 peces salvajes para criar a un solo salmónde piscifactoría. Es decir, en realidad, la acuicultura está aumentando la presión sobre las poblaciones de peces salvajes.
Dado que estos peces salvajes utilizados para fabricar piensos mueren sin ninguna forma de sacrificio indoloro o aturdimiento previo, el coste en términos de bienestar de estos peces es enorme.
La mayoría de los peces son capturados por enormes buques pesqueros industriales. Son capturados en grandes cantidades, por lo que no se realiza ningún tipo de captura o sacrificio individual. Muchos son capturados por barcos de arrastre que recogen cientos de miles de peces de una sola vez, que son aplastados juntos en las redes provocándoles lesiones y la muerte. A los que sobreviven a la captura se les deja para quese asfixien en las cubiertas o se les eviscera cuando aún están vivos.
Los peces son seres sintientes y pueden sentir dolor, miedo y sufrimiento. Por lo tanto, el sacrificio lento y doloroso sin aturdimiento previo es un calvario terrible para los peces.
A muchos peces de piscifactoría se les sacrifica con métodos dolorosos y estresantes y su sufrimiento puede durar horas. A algunos se les deja morir asfixiados en tanques de hielo.
Los peces capturados en libertad también suelen morir de forma lenta y dolorosa. Muchas de las formas de capturar peces salvajes pueden hacer que los peces sean aplastados hasta la muerte, que sufran el cambio de presión de ser sacados de las profundidades del océano, o que sean arrastrados por una caña con un doloroso anzuelo en la boca durante más de un día. A los que sobreviven a la captura se les deja para que se asfixien en las cubiertas o se les eviscera cuando aún están vivos.
Redescubre los Peces
Miles de millones de peces, ya sean de cría o capturados en libertad, soportan de manera habitual un tratamiento verdaderamente aterrador. Con frecuencia, los peces de piscifactoría se mantienen en tanques o jaulas estériles sin otra cosa que hacer que nadar apáticos en círculos durante muchos meses, muy lejos de su vida en la naturaleza, donde pueden desplazarse a miles de kilómetros a través del mundo. A los peces de piscifactoría se les priva de comida de forma deliberada hasta dos semanas antes del sacrificio. Y, cuando se les sacrifica, la gran mayoría están completamente conscientes y tardan hasta una hora en morir.
Esto debe cambiar – los peces merecen vidas que valgan la pena vivir.
Y la opinión pública está de acuerdo. En una encuesta de YouGov, cuatro de cada cinco adultos afirmaron que les gustaría ver información sobre el bienestar de los peces en las etiquetas de los productos pesqueros. Ayúdanos a crear un futuro en el que los peces estén protegidos por los organismos que los certifican.
¿Quieres saber más? Consulta nuestras recomendaciones específicas para cada especie aquí y descubre más sobre las complejas vidas de los peces.
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