Creemos que tiene sentido. Actualmente la vida (de cualquier forma demasiado corta) de la mayoría de los animales en la ganadería intensiva está hecha solamente de dolor y privación.
Estamos convencidos de que dar a estos animales la posibilidad de tener por lo menos una vida digna, según los principios del bienestar animal, hace una gran diferencia para ellos.
Por ejemplo, a una gallina ponedora vivir al aire libre, donde puede desarrollar sus comportamientos naturales, en lugar de pasar toda su vida en una jaula en la que no puede siquiera moverse, le supone una gran diferencia.